La IA es quizás el arma de doble filo más afilada en la historia de la tecnología de la información. El discurso público en torno a ella es un tire y afloje sobre si la tecnología en última instancia traerá más beneficios o daños a la humanidad. Se le atribuye un inmenso poder para provocar cambios en todos los ámbitos de la vida y, al mismo tiempo, se cree que tiene un potencial igualmente alto de peligro. Sin embargo, ningún otro sector se ve más afectado por este desarrollo que la ciberseguridad. Dos fuerzas crecientes están chocando con gran fuerza: los piratas informáticos pueden escalar la complejidad y el volumen de sus ataques de maneras que antes eran imposibles, mientras que los expertos en seguridad tienen más opciones de defensa que nunca a través de la detección automatizada de amenazas y la correlación inteligente de eventos del sistema. Varias preguntas requieren periódicamente nuevas respuestas: ¿Qué estrategia sigue siendo relevante? ¿Se necesita consolidación o defensa en múltiples niveles con las mejores soluciones? ¿Se pueden realmente prevenir las tácticas impredecibles y en constante cambio de los ciberdelincuentes o simplemente reaccionar ante ellas?